¡Lávate las manos! ¿Cuántas veces has oído estas palabras en boca de tus padres? Tal vez tengas la sensación de que solo te lo dicen para fastidiarte (yo le he tenido), pero, de hecho, lo mejor que puedes hacer para no enfermarte es lavarte bien las manos.
Según algunos estudios realizados en los Estados Unidos, si no te lavas las manos frecuentemente, tendrás muchas probabilidades de infectarte con gérmenes de tu entorno al tocarte los ojos, la boca o la nariz después de tocar una superficie u objeto infectado. De hecho, una de las principales vías de contagio de los catarros es tocarse la nariz o los ojos después de que el virus que provoca el catarro entre en contacto con las manos.
Si la gente no se lava las manos a menudo (sobre todo cuando está enferma), irá esparciendo gérmenes, bien directamente sobre otras personas o sobre las superficies que toquen. Y, antes de que nos demos cuenta, ¡todo el mundo estará contagiado!
Las manos llevan más bacterias y gérmenes esparcidos de lo que nos podemos imaginar. A veces no somos conscientes del material “peligroso” para nuestra salud que tenemos en las propias manos.
Tan solo piensa en todas las cosas que has tocado hoy —desde el teléfono hasta el timbre de tu casa. Tal vez te hayas sonado y hayas jugado con tu perro. Independientemente de lo que hayas hecho, seguro que has entrado en contacto con gérmenes. De modo que es muy fácil que los gérmenes que tienes en la mano acaben dentro de tu boca (tal vez cuando devores a toda prisa una bolsa de churros con tus compañeros de colegio en el recreo).
Lavándote frecuentemente las manos de forma correcta te quitarás de encima cualquier germen independientemente de que proceda de otra persona, de aguas, superficies o alimentos contaminados, de animales o de residuos de origen animal.