Según algunos estudios realizados en los Estados Unidos, si no te lavas las manos frecuentemente, tendrás muchas probabilidades de infectarte con gérmenes de tu entorno al tocarte los ojos, la boca o la nariz después de tocar una superficie u objeto infectado. De hecho, una de las principales vías de contagio de los catarros es tocarse la nariz o los ojos después de que el virus que provoca el catarro entre en contacto con las manos.
Si la gente no se lava las manos a menudo (sobre todo cuando está enferma), irá esparciendo gérmenes, bien directamente sobre otras personas o sobre las superficies que toquen. Y, antes de que nos demos cuenta, ¡todo el mundo estará contagiado!
Las manos llevan más bacterias y gérmenes esparcidos de lo que nos podemos imaginar. A veces no somos conscientes del material “peligroso” para nuestra salud que tenemos en las propias manos.
Tan solo piensa en todas las cosas que has tocado hoy —desde el teléfono hasta el timbre de tu casa. Tal vez te hayas sonado y hayas jugado con tu perro. Independientemente de lo que hayas hecho, seguro que has entrado en contacto con gérmenes. De modo que es muy fácil que los gérmenes que tienes en la mano acaben dentro de tu boca (tal vez cuando devores a toda prisa una bolsa de churros con tus compañeros de colegio en el recreo).
¿Sabías que se estima que solo una de cada cinco personas se lava las manos después de ir al lavabo? En 2005 la American Society for Microbiology hizo un estudio sobre el hábito de lavarse las manos. Formularon preguntas a la gente sobre este hábito y la observaron en lavabos públicos. Los resultados fueron sorprendentes. Por ejemplo:
La gente no siempre se lava las manos después de usar el sanitario; el 91% de los adultos dijo que se las lavaba después de usar un sanitario público.
La gente se lava menos las manos cuando está en casa; el 83% de los encuestados dijo que se las lavaba después de usar el sanitario en su casa.
Solamente el 32% de las personas encuestadas dijo que se lavaba las manos después de toser o estornudar. O sea que está bien taparse la boca con la mano al toser para proteger a la gente que nos rodea. Pero, si luego le pasas una pizza a un amigo tuyo sin haberte lavado las manos, de nada sirvió haberte preocupado de taparte la boca en primer lugar.
Solamente el 21% de los encuestados se lavaba las manos después de manipular dinero. (el dinero es una fuente de contaminación muy peligrosa)
Solamente el 42% de los encuestados dijo que se lavaba las manos después de acariciar a un perro o un gato. Ya has visto como tu perro se revuelca en misteriosos hedores cuando lo paseas por el parque y cómo tu gato se restriega cariñosamente contra tu pierna después de usar el cajón de los excrementos. Oso y Minnie están más sucios de lo que crees.
Y, aunque tú te laves bien las manos, tal vez tus amigos escondan algunos secretos sucios: los estudiantes no se lavan las manos a menudo. En un estudio, solo el 58% de las chicas y el 48% de los chicos de secundaria se lavaban las manos después de usar el sanitario. ¡Qué asco!
Aunque parezca un tanto infantil, les dejo unas ilustraciones que explican como debemos lavarnos las manos adecuadamente para mantenerlas limpias.
¿Cómo?
Con agua templada, si es posible, porque el agua caliente desinfecta mejor.
Mojarse las manos antes de usar el jabón.
Restregarse las manos durante unos 10 segundos sin olvidarse de ningún rincón. Restregar hasta las muñecas.
Aclararse las manos con cuidado, sin malgastar el agua y eliminando del todo el jabón.
Habría que cerrar el grifo con una toallita de papel, o, si no tenemos ninguna, sin tocarlo demasiado.
Secarse las manos con una toallita de papel limpia.