TU Mundo y Mas... ¡Descubrelo!

Blog Multifacetico; Humor y Ocio, Consejo para la Vida Diaria, Finanzas y Relaciones Personales enfocado Para America Latina y El Mundo.



A puerta cerrada, como muchas veces se hacen los entrenamientos de los equipos, Reinaldo Rueda Rivera elaboraba su duelo en octubre de 2006, casi un año después de la eliminación de la Selección de Colombia del Mundial de Alemania.

Con muchos pensamientos en la cabeza, y con una licencia no remunerada de tres meses con la cual se disimuló su adiós al puesto de seleccionador nacional, el técnico vallecaucano, entonces de 49 años, pensaba cómo iba a ser su futuro.

En la misma situación estaba el resto del cuerpo técnico que lo acompañó durante 31 meses al mando de la Selección: cortinas cerradas, pocas voces de apoyo, hasta que una llamada desde Tegucigalpa cambió sus planes.

A Rueda le ponían al frente un duro reto: hacer que Honduras, un equipo que solamente había clasificado una vez al Mundial de fútbol, el de España, en 1982, llegara a Suráfrica-2010.

Rueda no lo pensó: llamó a su equipo de trabajo y aceptó el reto. Había una imagen que levantar. “Fueron tres meses muy duros. Recuerde que fuimos tratados muy mal por dos o tres personas de los medios y el único apoyo que teníamos era el de nuestra gente, los más allegados a nosotros. Nos habían prometido encabezar el proyecto hasta el 2010, pasara lo que pasara, pero en nuestras culturas la emotividad puede más que la razón”, asegura Carlos Eduardo Velasco, el preparador físico que acompañó a Rueda desde que asumió la dirección de las selecciones juveniles, por allá en el 2000.

Hoy, ese mismo técnico, al que una llamada lo sacó de un círculo vicioso de pensamientos y remordimientos, tiene lleno el buzón de su celular, pues ya no daba abasto de tantos mensajes de felicitación.

Honduras está en el Mundial y Colombia, la Selección que le dio una licencia remunerada de tres meses para pensar antes de decirle adiós, quedó eliminada otra vez.

Para Rueda, la adaptación no fue fácil a un medio desconocido, a un país pequeño, de cerca de ocho millones de habitantes, y a una capital, Tegucigalpa, que apenas llega a los dos millones. Pero la que más sufrió fue su familia: las lágrimas por la eliminación colombiana y por el limbo que vivió la cabeza de hogar durante un año se cambiaron por sollozos al tener que dejar atrás toda una vida.

Pero Genith, su esposa, y sus tres hijos, Alejandra, Carolina y Juan David, no lo dejaron solo.

A falta de amistades nuevas, todos los integrantes del cuerpo técnico comenzaron a darse apoyo. Rueda, Velasco, el asistente técnico, Alexis Mendoza, y el preparador de arqueros, Pedro Antonio Zape, vivían en apartamentos muy cercanos el uno del otro. La solución fue reunirse en las casas de cada uno para tratar de mantener el calor de hogar.

En eso fue fundamental Zape, quien además de sus ya conocidas capacidades como portero, desarrolló durante estos cuatro años su destreza para la cocina: con el paso del tiempo, y mientras los puntos en la tabla se acumulaban de tres en tres para la Selección hondureña, Zape se convirtió en personaje popular del mercado central de Tegucigalpa.

Cada viernes, cargado de gallinas, carne, pescado y mariscos, el que fue guardián del arco colombiano en los años 70 también se convirtió en el ancla culinaria con el suelo colombiano, y más cuando las familias de Velasco y Mendoza decidieron regresar.

Mientras las familias trataban de encontrarle el quiebre al estilo de vida hondureño, Reinaldo Rueda comenzaba a armar su proyecto para clasificar a Honduras al Mundial.

Durante dos meses, los primeros al frente de la Selección, no hizo una sola convocatoria, sino que comenzó a hacer el diagnóstico de por qué ese país llevaba en ese momento 25 años sin ir a un Mundial.

Se reunió con casi todo el plantel que viajó a España en 1982 y luego, con todo el cuerpo técnico, elaboró su plan de trabajo, un documento de 40 puntos cuyo contenido, según Velasco, “es nuestra reserva del sumario”.

Al frente tenían una eliminatoria larguísima, con un camino que, si no quedaban eliminados antes, era de 18 partidos, los mismos que en Suramérica.

“Esta eliminatoria es mucho mas compleja. En una fase te puedes quedar afuera, como le pasó a Panamá, que pese a tener una gran Selección la sacó El Salvador. A nosotros nos tocó con Puerto Rico y luego, jugar contra Jamaica, México y Canadá, que acá llamaban ‘el cuadrangular de la muerte’. Todo ese camino fue muy duro, porque la evolución del fútbol centroamericano es enorme. Lo que tienen estas selecciones en cuanto a logística, sedes deportivas e infraestructura es increíble. Nosotros en Colombia los subvaloramos, o porque no sabemos o porque queremos hacerlo”, explica Velasco.

Ese ‘cuadrangular de la muerte’ resultó ser el de la ilusión para los hondureños, que pasaron de primeros al hexagonal final, por encima de México, la gran potencia de la Concacaf. Fue tan significativo ese logro para Honduras, que al final del 2008, un mes después del final del cuadrangular, Rueda fue declarado por la emisora Radio Cadena Voces como el Personaje del Año, ¡por unanimidad!

Y mientras avanzaba la Selección mayor, los equipos de categorías menores tomaron una fortaleza inusitada, gracias a la asesoría de Rueda. En el 2007, por primera vez en la historia, Honduras clasificó al Mundial Sub-17.

Ese mismo año, con Alexis Mendoza en el banco, el equipo ganó el Preolímpico y clasificó a Pekín-2008, aunque el barranquillero no pudo dirigir allí: lo reemplazó Gilberto Yearwood, uno de los 22 que jugó el Mundial de España y que conversó con Rueda antes de sacar su primera convocatoria. Y en el 2009 llegaron al Sub-20 y al Sub-17, para completar la moñona.

“Este es un récord histórico para la Federación y para el pueblo hondureño: lograr que todas las Selecciones a las que hemos asesorado hayan clasificado a clasificación a los mundiales porque aquí en la región la competencia es muy fuerte, con E.U. y México, que son países súper desarrollados al lado de este: en infraestructura, poder económico y patrocinadores… ¡en todo!”, afirma Rueda.

La parte final de la eliminatoria, un hexagonal con México, Estados Unidos, Costa Rica, Trinidad y Tobago y El Salvador, fue la más dura de los tres años de trabajo de Rueda.

Pero el cuerpo técnico ya se había ganado el respaldo de la gente. Se hizo fortísimo en San Pedro Sula, que fue la casa de la Selección.

Ganó cuatro de los cinco partidos como local, entre ellos una nueva victoria frente a México (3-1) que costó la cabeza del técnico sueco Sven-Goran Eriksson.

Pero una derrota justamente en casa, frente a Estados Unidos, puso en peligro todo el proceso: faltando una fecha, Honduras estaba dos puntos por debajo de Costa Rica. Ya el tema no dependía solamente de ellos, sino de otros resultados.

El partido definitivo de los hondureños se jugaba en el estadio Cuscatlán de San Salvador, curiosamente, el mismo escenario en donde Rueda y Velasco comenzaron su proceso con la Selección de Colombia que quedó tercera en el Mundial de Emiratos Árabes del 2003. A Velasco eso le dio buena espina, pero Rueda trataba de evitar que los nervios se lo comieran.

“Reinaldo se la pasa muy metido en su computadora, en sus cosas, es un hombre muy entregado; pero en la mañana, antes del partido, lo vi muy tenso, aunque lleno de mucha confianza de lograr la hazaña”, declaró su esposa, Genith, al diario hondureño El Heraldo. Una comunicación con su hija Alejandra, que estudia periodismo en Canadá, le ayudó a bajar un poco la tensión, en especial una frase: “Hoy sí, papa”. La frase trascendió a tal punto que se convirtió en una consigna nacional.

Ya en la cancha, perdió el único partido que podía perder ese día: le ganaron los nervios. Reinaldo, que normalmente es un hombre calmado, se salió de la ropa y el árbitro estadounidense Ricardo Salazar lo expulsó a los 34 minutos del primer tiempo, cuando Honduras no podía hacerle un gol a El Salvador y cuando Costa Rica ganaba 0-2 en Washington.

Impotente, lejos del banco, Rueda se encomendó a Dios. Luego entró a la cancha, se arrodilló para orarle a la Virgen y, finalmente, se fue a ofrecerle disculpas al árbitro, sin saber qué pasaba entre Estados Unidos y Costa Rica. Sus jugadores tampoco tenían noticias de Washington, pues algunos lloraban desconsoladamente por no haber ganado el cupo directo.

El árbitro le dio la noticia: “No tiene que disculparse. Felicitaciones, vaya y celebre”. Rueda no sabía, hasta ese momento, que Estados Unidos empató.

Dios le hizo el milagro a Rueda. ¿Se acuerdan del proyecto de 40 puntos que presentó Rueda al comienzo de su gestión? El último, el único conocido públicamente, era la clasificación al Mundial. Cumplió.

El resto de la noche, el vuelo de regreso al lado de su familia y la fiesta en todo Honduras ya es historia conocida. Y si hace un año, sin haber clasificado y con diez partidos por delante del Mundial, fue personaje del año, hoy está para otras cosas.

Eduardo Velasco suelta una carcajada después de dar su veredicto: “¡Si ahora hasta lo quieren como presidente!”. El futuro cercano, que no tenía claro hace tres años, hoy parece asegurado.



Via | El Tiempo (Colombia)

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Tus Comentarios Son El Alimento Del Blog. Por Favor Dejanos Saber Que Piensas:

32321fffffff.PNG
Ir Arriba